Por qué escribir a mano sigue siendo clave para los seres humanos

Entre pantallas y lápices
Por Gabriela Lazo
En una era en que las pantallas dominan desde la infancia, el papel y el lápiz aún tienen un rol fundamental que no debe subestimarse. Aunque hoy las niñas y niños crecen rodeados de tecnología, fomentar la escritura manual sigue siendo clave para su desarrollo cognitivo, emocional y motriz.
“Escribir a mano activa muchas áreas del cerebro relacionadas con el lenguaje, la memoria, la atención y la motricidad fina, y lo hace de una forma que las pantallas simplemente no logran”, explica Karla Anavalón, Directora Editorial de Caligrafix, reconocida editorial chilena especializada en recursos educativos.
Según diversos estudios, las niñas y niños que escriben a mano procesan la información con mayor profundidad, recuerdan mejor lo aprendido y desarrollan una mejor comprensión lectora. Además, este tipo de escritura fortalece la coordinación ojo-mano y mejora la destreza de los dedos, habilidades esenciales para múltiples actividades cotidianas.
Pero más allá de lo académico, la escritura a mano tiene un valor emocional. “En un mundo que va rápido y estimula lo inmediato, la escritura manual invita a detenerse, a observar y a construir pensamiento con calma.
Llevar un diario, por ejemplo, puede ser una excelente forma de liberar tensiones, expresar lo que sentimos y fortalecer la autoestima”, enfatiza Karla Anavalón, directora Editorial de Caligrafix.
ESCRIBIR CON SENTIDO
Desde su experiencia en Caligrafix, Anavalón señala que la clave para motivar a escribir no está en competir con la tecnología, sino en hacer de la escritura una experiencia significativa.
“Hemos visto que las niñas y niños se animan a escribir cuando lo que hacen tiene sentido para ellos y en un mundo lleno de estímulos digitales, queremos que el lápiz y papel no sea una obligación, sino una oportunidad para expresarse, crear y pasarlo bien”, afirma.
Para ello, la editorial ha identificado estrategias simples y efectivas que pueden aplicar tanto docentes como familias:
Proponer temas cercanos: Invitar a las niñas y niños a escribir sobre su mascota, su comida favorita o una anécdota divertida.
Usar materiales atractivos: Un cuaderno bonito, lápices de colores o un “kit de escritura” especial pueden hacer la diferencia.
Escribir sin presión: Dejar que escriban libremente antes de corregir ortografía o redacción
Combinar dibujo y escritura: Partir con una imagen y luego desarrollar una historia
Establecer rituales: Escribir juntos una vez por semana crea hábito y cercanía
Celebrar sus textos: Leerlos en voz alta, compartirlos o pegarlos en la pared refuerza su autoestima
Evitar comparaciones: Cada niña y niño avanza a su ritmo. Valorar el proceso es clave
No forzar tiempos largos: La escritura debe ajustarse a sus capacidades motrices.
Supervisar postura y entorno: Asegurar una buena iluminación y ergonomía favorece el aprendizaje.
Usar rieles de escritura: Ayudan a trabajar la forma de las letras y la coordinación visomotriz
Materiales que motivan a escribir
Los recursos educativos de Caligrafix se han consolidado como aliados valiosos para educadores y familias. En particular, destacan dos líneas enfocadas directamente en el aprendizaje de la escritura:
Trazos y Letras: Cuadernos que promueven el desarrollo de la lectoescritura desde los 4 años, con actividades que estimulan la motricidad fina, la coordinación visomotriz y el reconocimiento de letras y palabras, de forma lúdica y progresiva
Cuadernos de Caligrafía: Diseñados para apoyar el desarrollo de la escritura desde 1° a 6° básico, estos cuadernos ofrecen una variedad de formatos (ligada, script, vertical, horizontal y cuadrícula 5x5), que permiten adaptarse a diferentes estilos de aprendizaje y niveles de desarrollo motriz. Su enfoque inclusivo busca responder a las diversas necesidades educativas.
Ambas líneas incluyen también actividades digitales y experiencias de realidad aumentada desarrolladas junto a PleIQ, lo que permite complementar el aprendizaje manual con estímulos visuales y auditivos atractivos para los estudiantes, sin reemplazar el valor central de escribir a mano.
“Buscamos que lápiz y papel no compitan con la tecnología, sino que convivan con ella como espacios complementarios de exploración, expresión y crecimiento”, subraya Karla Anavalón.
En un mundo acelerado y digital, dar espacio a la escritura manual no es retroceder: es brindar a niñas y niños una poderosa herramienta para pensar, sentir y aprender.